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UN POEMA DE JORGE LUIS BORGES SOBRE DESCARTES Y LA DUDA

Entre los motivos de duda que nos impiden conocer correctamente, Descartes señala la confusión entre el sueño y la vigilia. Muchas veces confundimos ambos estados mentales y no podemos, en consecuencia, estar seguros sobre la verdad del conocimiento. Muy posiblemente Descartes conocía el argumento de La vida es sueño de Calderón de la Barca y lo usó en su reflexión. Si no disponemos de un criterio de evidencia, si no podemos estar seguros de nuestras percepciones, si no resulta posible, por ejemplo, estar seguros sobre si estamos viviendo, sin saberlo, en un mundo virtual… entonces se abre el camino al escepticismo.

 

La tesis de que podemos estar confundidos cuando creemos que conocemos realmente ha tenido una larga posteridad. Hilary Putnam propuso un experimento mental consistente en preguntar cómo sabemos que no somos, por ejemplo, un cerebro en una probeta nutrido por impulsos eléctricos de un superordenador.  

 

En su libro LA CIFRA (1989), podemos leer un poema de Borges sobre el tema de la duda y el genio maligno, que incluye referencias a la meditación de la estufa (es decir al momento en que Descartes reflexionó sobre el criterio de verdad en el conocimiento) y que dice así:

 

DESCARTES

 

Soy el único hombre en la tierra y acaso no

hay tierra ni hombre.

Acaso un dios me engaña.

Acaso un dios me ha condenado al tiempo,

esa larga ilusión.

Sueño la luna y sueño mis ojos que perciben

la luna.

He soñado la tarde y la mañana del primer

día.

He soñado a Cartago y a las legiones que

desolaron Cartago.

He soñado a Lucano.

He soñado la colina del Gólgota y las cruces

de Roma.

He soñado la geometría.

He soñado el punto, la línea, el plano y el

volumen.

He soñado el amarillo, el azul y el rojo.

He soñado mi enfermiza niñez.

He soñado los mapas y los reinos y aquel duelo del alba.

He soñado el inconcebible dolor.

He soñado mi espada.

He soñado a Elizabeth de Bohemia.

He soñado la duda y la certidumbre.

He soñado el día de ayer.

Quizá no tuve ayer, quizá no he nacido.

Acaso sueño haber soñado.

Siento un poco de frío, un poco de miedo.

Sobre el Danubio está la noche.

Seguiré soñado a Descartes y a la fe de sus

padres.