Parece que en Descartes no hay una teoría moral consistente más allá de la «moral por provisión» (mal traducida por ‘moral provisional’), que estrictamente considerada no ofrece una teoría sobre el bien y la justicia, sino una serie de reglas de prudencia para reflexionar sin ser molestado por los acontecimientos políticos cambiantes. La moral por provisión cartesiana consiste más en un principio epistemológico de prudencia, adaptado a la imperfecta condición humana, que en un principio de conducta racional y apto para dilucidar cuestiones de índole práctica. Aparentemente, lo que Descartes pretendía con la moral provisional era lograr un poco de paz interior, imprescindible para poder reflexionar. Pero, estrictamente, no es una moral en el sentido que su propuesta no sirve más que para enfrentarse a la tarea filosófica, pero no resulta útil para la vida en general, no explica qué hacer en caso de conflicto, no nos propone nada sobre la justicia, ni siquiera sobre el ideal de buena vida.
Descartes dejó escrito claramente, que no era un moralista, por lo menos, en un par de cartas a Chanut: «Peut-être que, si j’y avais traité de la morale, j’aurais occasion d’espérer qu’ils lui pourraient être plus agréables; mais c’est de quoi je ne dois pas me mêler d’écrire» (1 noviembre, 1646). Y el 20 noviembre 1647 insistía en que: «tengo la costumbre de rechazar escribir mis pensamientos sobre moral y ello por dos razones: la primera, que no hay otra materia en que los malvados puedan encontrar tan fácilmente materia para calumniar; y la otra porque creo que pertenece solo a los Soberanos, o a quienes están por ellos autorizados, mezclase en regular las costumbres de los otros».
La moral «por provisión» (entendiendo el concepto a la manera como alguien que va a hacer una excursión lleva consigo provisiones o avituallamiento) es una condición para evitar ser perturbado, para no poner en peligro la búsqueda de la verdad, pero no va más allá.
Pero en todo caso, sí podemos encontrar en su obra un primer esquema de lo que sería la virtud moral desde un punto de vista cartesiano. Ser moral para Descartes equivale a ser «avisado», a evitar la ingenuidad y a crearse, a la manera de los estoicos, una vida privada casi como un «hortus conclusus» o jardín privado. No se puede ser moral sin crear previamente las condiciones que permiten serlo. Y esas condiciones tienen que ver con el buen tino más que con proclamas grandilocuentes.
Si existe una teoría moral consistente en Descartes, se puede resumir en una tesis principal: la moral consiste en el ejercicio práctico de «la sagesse», es decir, de «la sabiduría», o mejor dicho, de «la sabia prudencia». Toda la moral gira en torno a ella y en la forma de procurársela. Pero conviene ir con mucho cuidado en este ámbito. En principio, es obvio que el concepto deriva del estoicismo y en particular del «De vita beata» de Séneca ( 4 a .C.–65 p.C.), pero en Descartes el significado de «sagesse» es tan absolutamente amplio que incluye y sirve para describir todo el ámbito de la filosofía en su conjunto. En el Prefacio de la ‘Carta dedicatoria’ de los PRINCIPIOS DE LA FILOSOFÍA leemos:
«que esta palabra, filosofía, significa el estudio de la sabiduría [sagesse], y que por sabiduría no se entiende solamente la prudencia en los negocios, sino un perfecto conocimiento de todas las cosas que el hombre puede saber, tanto para comportarse en la vida, como para la conservación de su salud y la invención de todas las artes; y a fin que este conocimiento sea tal, es necesario que sea deducida de las causas primeras, de tal manera que para estudiarla y adquirirla, lo cual se denomina propiamente filosofar, hay que comenzar por la búsqueda de las causas primeras».
En su Epístola a Elisabeth situada al inicio de los PRINCIPIOS, distingue entre una «sagesse» incierta, que se funda sobre opiniones e ideas recibidas y una «vraie sagesse» vinculada al conocimiento cierto y deducida de principios evidentes. «Sabiduría» es, pues, un conocimiento por causas, lo contrario a una intuición, dispersa o fragmentaria. Tampoco tiene nada que ver con el sentido común o la «bona mens» de los escolásticos. La moral de Descartes, según Pierre Mesnard, sería, pues, una moral científica, cuyo valor proviene de su valor lógico (y en este sentido la moral tendría el mismo valor que la física.
¿Qué podemos decir, para resumir, sobre el papel de la moral en Descartes? En principio, que Descartes no abordó el problema (tal vez por una razón política, que hay que situar en el contexto bélico en que transcurre su vida adulta); en segundo lugar que su teoría moral, si la hubiese escrito, debería basarse en los mismos principios de evidencia que exige su método y que la moral provisional es un esbozo de lo que hubiese sido un sistema moral. Para Descartes, al cabo, ser moral es ser prudente y ser prudente es ser «avisado». Maquiavelo no anda muy lejos…
Bibliografía: Pierre MESNARD: Essai sur la morale de Descartes (1936).