¿LA FILOSOFÍA ES ABSTRACTA O ES OBSCURA?

  Esa es una confusión muy frecuente. La filosofía es abstracta, porque usa conceptos mentalistas, evidentemente. Pero ello no significa que sea obscura, ni difícil.

 Abstracto es un término que proviene de latín; concretamente “abs” significa privación, separación y “trahere” significa “trazar”, “arrastrar”. Cuando arrastramos algo fuera de su contexto físico, biológico, etc… o cuando trazamos un concepto en la mente, estamos “abstrayendo”. Así por ejemplo “árbol” o “hombre” son abstracciones, existe tal árbol o tal humano en concreto, pero no el árbol en abstracto. En filosofía se trabaja con ideas que son abstracciones. Pero las abstracciones no tienen por qué ser obscuras.

   La filosofía es abstracta, pero ello no quiere decir que sea obscura, ni difícil. “Abstracto” significa que no se puede ver, ni tocar, ni comer… pero eso no lo hace que sea incomprensible. El número 2 es una abstracción, pero todos hemos visto pares cosas: dos brazos, dos piernas, dos guantes… Que algo sea abstracto no quiere decir que no sea, también, simple y claro. No encontraras el número dos en tu bolsillo, pero si encontrarás pares de cosas. Es más, incluso el lenguaje puede ser profundamente abstracto, pero eso no significa que sea incomprensible.

El lenguaje natural humano se construye con dos tipos de palabras distintas: términos fisicalistas y términos mentalistas. Un término fisicalista tiene como referente un hecho o un objeto: “hoy es jueves” o “esto es un lápiz” son proposiciones que entendemos porque “jueves” o “lápiz” son cosas, hechos. Los términos mentalistas, en cambio, tienen como referente un estado de ideas “justicia” o “libertad” son términos de ese tipo. Todos los términos mentalistas son abstracciones – y de hecho todo lenguaje natural funciona a partir de un cierto nivel de abstracciones. Pero eso no significa que sea obscuro.

El otro gran foco de obscuridad es la analogía. Una analogía es una comparación entre dos elementos que son distintos y entre los que se busca una similitud. En la analogía decimos de algo que “es como” otra cosa, generalmente desconocida, y buscamos semejanzas. La analogía es un procedimiento interesante porque nos da una primera aproximación a algo desconocido por comparación con algo conocido. Pero es poco precisa y, a veces, desproporcionada, exagerada. Cuando son desproporcionadas, las analogías pueden ser muy obscuras. Lo semejante no debiera hacernos olvidar lo diverso. Así, por ejemplo, cuando se dice “la vida es a la muerte, como el amor es al odio”. Especialmente cuando se comparan épocas históricas diferentes o culturas distintas las analogías generalmente complican más las cosas, en vez de clarificarlas.

La filosofía no habla sobre términos fisicalistas, sino sobre “la idea de justicia”, “la idea de belleza”, “la idea de certidumbre” … porque sin comprender las ideas no se puede entender la realidad no transformarla.

   Como todas las ideas, la filosofía se expresa mediante términos mentalistas. Pero precisamente lo que busca la filosofía es clarificar ese tipo de términos. Por eso, el filósofo pregunta: ¿Qué quiere decir “justicia”? o ¿por qué ese acto es “libre”? Una de las funciones de la filosofía es ayudarnos a pensar con mayor precisión, lograr que reflexionemos con la mayor claridad posible. Como decía el filósofo del siglo pasado Ludwig Wittgenstein, la filosofía tiene por función clarificar y delimitar los pensamientos que, sin análisis reflexivo, son ambiguos y cambiantes.

 

Preguntas:

1. ¿Qué significa “abstracción”?

2. ¿Por qué la filosofía solo puede construirse mediante términos mentalistas?

3. ¿Qué es un término mentalista?

4. Pon un ejemplo de analogía que conduzca a una reflexión obscura. ¿Qué errores de expresión hacen que un lenguaje resulte obscuro?

 

 

 

 

 

 

 

© Ramon Alcoberro Pericay