ALGUNAS PREGUNTAS SOBRE LA VERDAD:

¿UNA TEORÍA ES SIEMPRE VERDADERA CUANDO HA SIDO CONFIRMADA POR LOS HECHOS?

Tomás de Aquino: SÍ - René Descartes: NO

SEGÚN TOMÁS DE AQUINO LA REALIDAD ES EL ÚNICO JUEZ CUANDO DEBEMOS EVALUAR LA VERACIDAD DE NUESTROS PENSAMIENTOS.

En la Summa Teológica, Tomás estableció que la verdad es “adequatio rei et intellectus” (adecuación entre la mente y la cosa). Es la tesis de la verdad como correspondencia. Lo verdadero deriva de la ‘asimilación’ o de la ‘conformidad’ entre realidad y pensamiento. Se trata de una aproximación bastante intuitiva a la verdad, que Tomás hace derivar de Aristóteles (a quien siempre denomina “el filósofo”). Si el contenido de una proposición se verifica empíricamente, entonces esa proposición es verdadera.

Pero hay una importante matización a hacer: para Aristóteles no solo es verdadero lo observable empíricamente, es decir, lo material. La verdad puede designar también una abstracción. Si queremos conocer cuál es la esencia de un triángulo solo podremos hacerlo por abstracción (un triángulo es una figura geométrica de tres lados). Conocer no tiene nada de místico, pero nace de un esfuerzo intelectual que nos acerca a Dios que es la Verdad (es decir “la causa de las causas”). Pero puede defenderse la teoría del Aquinate sin necesidad de referirnos a Dios: la verdad solo puede establecerse en referencia a un objeto que se proyecta en el mundo como acontecimiento, es decir, como hecho real.

 

SEGÚN DESCARTES LOS HECHOS NO BASTAN PARA GARANTIZAR QUE CONOCEMOS LA VERDAD.

Descartes dedicó gran parte de su obra a criticar la escolástica, que era el saber oficial de su época. En una carta a su amigo Mersenne negó que fuese posible dar alguna explicación sobre lógica que pudiese ayudad a conocer la naturaleza. La lógica sería verdadera incluso si el mundo material no existiese. Para Descartes el pensamiento no tiene necesidad del mundo físico para ser cierto. La verdad es, según la conocida expresión cartesiana: ‘clara y distinta’, de manera que el espíritu (la mente) la conoce de manera inmediata. Una representación mental es clara cuando es evidente. Lo verdadero se deja ver con una luminosidad total, si se siguen las reglas del método y se alcanza la primera evidencia.

Eso es lo que hace el ‘cogito’ cartesiano (‘yo pienso, luego soy’). Descartes llega a ese enunciado después de haber dudado de todo cuanto pertenece a los sentidos, de su existencia corporal, de las ecuaciones matemáticas e, incluso, de Dios. Poniendo todo lo que conocemos entre paréntesis (duda metódica), encontramos que hay, sin embargo, algo que no puede ser dudado: un punto fijo, una roca de solidez a toda prueba. Que yo soy y que yo pienso es para Descartes una evidencia que no puede ser negada sin contradicción. A partir de ese principio primero y mediante ‘largas cadenas de razones’ resulta posible encontrar otras verdades. En definitiva, según Descartes, la verdad es una cuestión de coherencia y de certeza y antes de escrutar frenéticamente los hechos hay que poner en orden las ideas.

 

 

VERITAT

 

 

© Ramon Alcoberro Pericay