Ed.
Tusquets, Barcelona, 2002
(dos fragmentos)
“República y Virtud”
Viroli: Algunos
estudiosos de la teoría política sostienen que existe
una tradición de pensamiento político republicano,
que se distingue tanto de la tradición liberal como de
la democrática.
A
juicio de tales estudiosos, juicio que comparto, la teoría
política republicana se caracteriza, en primer lugar, por
el principio de la libertad política. El liberalismo concibe
la libertad como ausencia de interferencia; la democracia, por
su parte, la identifica “con el poder que alguien tiene
para darse normas a sí mismo” y para no obedecer
otras normas que las que se da a sí mismo” (son tus
palabras [de N. B.]; el republicanismo, en cambio identifica la
verdadera libertad con la ausencia de dependencia de la voluntad
arbitraria de una o varias personas. Para poner un ejemplo, el
esclavo puede no sufrir opresión ni interferencias de ningún
tipo y, sin embargo, sigue siendo no-libre, porque depende de
la voluntad arbitraria de un hombre.
Viroli: ...La virtud
cívica no es para mí la voluntad de inmolarse por
la patria. Se trata de una virtud para hombres y mujeres que quieren
vivir con dignidad y, sabiendo que no se puede vivir dignamente
en una comunidad corrupta, hacen lo que pueden y cuando pueden
para servir a la libertad común: ejercen su profesión
a conciencia, sin obtener ventajas ilícitas ni aprovecharse
de la necesidad o de la debilidad de los demás; su vida
familiar se basa en el respeto mutuo, de modo que su casa se parece
más a una pequeña república que a una monarquía
o a una congregación de desconocidos unida por el interés
o la televisión; cumplen con sus deberes cívicos,
pero no son dóciles; son capaces de movilizarse con el
fin de impedir que se apruebe una ley injusta o presionar a los
gobernantes para que afronten los problemas de interés
común; participan en asociaciones de distinta clase (profesionales,
deportivas, culturales, políticas y religiosas); siguen
los acontecimientos de la política nacional e internacional;
quieren comprender y no ser guiados o adoctrinados, y desean conocer
y discutir la historia de la república, así como
reflexionar sobre la memoria histórica.
Para algunos la principal motivación de su compromiso procede
de un sentido moral, y más en concreto de la indignación
contra las prevaricaciones, discriminaciones, corrupción,
arrogancia y vulgaridad. En otros predomina un deseo estético
de decencia y decoro; aún otros se mueven por intereses
legítimos: desean calles seguras, parques agradables, plazas
bien mantenidas, monumentos respetados, escuelas serias y hospitales
de calidad. Algunos se comprometen porque quieren ser valorados
y aspiran a recibir honores, sentarse en la mesa de la presidencia,
hablar en público y colocarse en primera fila en las ceremonias.
En muchos casos los motivos actúan juntos, reforzándose
unos a otros.
Este tipo de virtud cívica no es imposible, y todos podemos
citar los nombres de personas que responden a esta descripción
del ciudadano con sentido de responsabilidad cívica y que
sólo hacen en bien a la comunidad y a sí mismos.
[del cap. 1º del libro]
“¿Qué libertad?”
Viroli: Hobbes es
también el teórico de la idea de libertad concebida
como ausencia de interferencia, la denominada “libertad
negativa” que se convertirá luego en uno de los principios
del pensamiento político liberal. Su concepción
de la libertad como ausencia de interferencia le lleva a mantener
que los ciudadanos de una república como Lucca no son más
libres que los súbditos de un soberano absoluto como el
sultán de Constantinopla, ya que tanto unos como otros
están sometidos a las leyes. Hobbes olvida que lo que hace
que los ciudadanos de Lucca sean “más libres”
que los súbditos de Constantinopla es que en Lucca tanto
los gobernantes como los ciudadanos están sometidos a las
leyes civiles y constitucionales, mientras que en Constantinopla
el sultán está por encima de las leyes, y puede
disponer de modo arbitrario de las propiedades e incluso de la
vida de sus súbditos, obligándolos a vivir en condiciones
de total dependencia y, por ello, de privación de libertad.
Al contrario que Hobbes, el republicano afirma que para que la
libertad política se dé, no sólo hay que
enfrentarse a la interferencia y a la constricción en sentido
propio, sino también a la dependencia, ya que la condición
de dependencia constituye una constricción de la voluntad,
y, por tanto, una violación de la libertad. Esto significa
que quien ama la verdadera libertad del individuo “no puede
no ser liberal”, pero no puede ser “sólo”
liberal. Debe estar dispuesto asimismo a defender programas políticos
cuyo fin sea reducir los poderes arbitrarios que impongan a muchos
hombres y mujeres condiciones de dependencia.
[del cap. 3º del libro]