¿LA TEORÍA LIBERAL ES RESPONSABLE DE LA CRISIS? NO; LA CRISIS EMPEZÓ EN LOS MERCADOS ESTIMULADOS POR EL ESTADO
Pierre LEMIEUX
En noviembre de 2010, la revista PHILOSOPHIE MAGAZIN realizó esta pregunta a Pierre LEMIEUX (Universidad de Quebec) y economista anarcocapitalista que contestó negativamente en el breve texto que reproducimos. [R.A.]
Obsérvese lo que sucedía en Estado americano cuando empezó la crisis en 2007. Se puede hablar de una economía mixta, muy mixta... Controles de todo tipo habían invadido la vida de los ciudadanos hasta el punto que quedaban my pocas actividades de la vida privada no vigiladas por el Estado. En el llamado país de la libre empresa la reglamentación de los mercados financieros había alcanzado cimas y las cargas sociales significaban tres cuartas partes de los gastos públicos. El Estado-providencia reinaba en Estados Unidos incluso sin ser tan maternal e incondicional como en Europa. «Dejar hacer», significa lo que las mismas palabras dicen: que se deja hacer. Es la petición, o la súplica, que un comerciante hizo a Colbert. ¡Y si lo que pasaba en Norteamérica era dejar hacer, entonces yo soy Luís XIV!
Esta crisis, por lo demás empezó en mercados artificialmente estimulados por el Estado, o semi nacionalizados (la vivienda y los préstamos hipotecarios). ¡Desde la década de 1990 se obligó incluso a los banqueros a prestar a familias que no disponían de medios suficientes!. Añádase es ello una política monetaria que desde 2001 había reducido las tasas de interés a niveles de record y tendremos los ingredientes para crear una burbuja inmobiliaria que solo podía terminar en un crac. Al inspeccionar la escena del crimen se encontró rápidamente un culpable: el policía. Eso traduce una crisis profunda: la de la autoridad política. Pese a todo su poder, acumulado durante un siglo, el Estado es incapaz de prevenir les crisis económicas; de hecho las provoca él mismo. Y están en bancarrota. La mayoría de los Estados occidentales entraron en la crisis con una pesada deuda pública, déficits anuales persistentes y muy poco margen de maniobra, excepto que aumentasen el déficit para endeudarse todavía más. La gente confió bienes y hacienda a un Estado que pronto no estará en condiciones de cumplir sus compromisos.
La crisis continúa por culpa de ese Estado «regulador», de hecho un conjunto de políticos y de burócratas «reglamentistas», que no tienen más idea que usted o que yo, lo que causa la recesión. Frente a la crisis intervinieron en el mayor desorden, distribuyendo el dinero de los contribuyentes, actuales y futuros, y estableciendo nuevos controles. Así aumentó la influencia y el control del Estado en el mercado de la construcción. Se mantuvieron tasas de interés irrealistas, cuando la política monetaria era ya suficientemente arriesgada. Finalmente, cuando las empresas y los inversores ya tenían suficiente inseguridad por la crisis, los Estados atacaron, tomándola con los «especuladores»…
Resultado: una recesión que degeneró y una reactivación que languidece – a diferencia de la rápida reactivación que siguió a la relativa no-intervención durante la recesión de 1980-1982.
Es urgente desmitificar el Estado. Sin la coerción el Estado no es nada. Y cuando hace oír ruido de sables en los delicados mecanismos de la sociedad y de la economía no puede sorprender que las consecuencias sean desagradables.
