Entrevista
a Peter Singer
"Sufrir
es malo sea cual sea la especie"
Daniel
Gamper. LA VANGUARDIA, Suplemento Culturas 23 de julio 2003
Con
su teoría utilitarista ("Ética práctica",
Ariel) según la cual la moralidad de una acción
depende de la cantidad de bienestar que promueve y sufrimiento
que evita, Peter Singer se ha destacado desde sus primeras obras
por poner a prueba el pensamiento teórico ante los dilemas
más radicales de la existencia. Su defensa de la eutanasia
("Repensar la vida y la muerte", Paidós) le granjeó
las iras de las audiencias en Alemania, donde no le dejaron hablar,
y de los estudiantes de Princenton, que fundaron una asociación
para oponerse a su contratación en el año 1999.
Aunque tal vez donde más repercusión han alcanzado
sus reflexiones sea en el movimiento de liberación animal.
La contundencia y lógica de sus argumentos han convencido
a no pocos de las bondades del vegetarianismo. Las dos semanas
que pasó impartiendo clase en la Cátedra Ferrater
Mora de Girona seguro que le sirvieron para ganar más adeptos
a su causa: la libertad de pensamiento y la fuerza de la razón.
¿Qué
tenemos en común con los animales no humanos que nos obligue
a respetarlos éticamente?
.-
Compartimos la capacidad de sentir dolor y de sufrir. Sufrir es
malo, sea cual sea la especie del animal que experimenta dolor.
¿Cómo
sabe que sufren? ¿No está antropomorfizando a los
animales?
.-
Para la gente que ha convivido con animales, es evidente que sufren.
Además, por ejemplo, con los mamíferos compartimos
ascendencia y no es raro que nos parezcamos.
¿No
deberíamos tener primero en cuenta a los seres humanos
que sufren?
.-
Esta misma objeción es una muestra de pensamiento "especieísta",
es decir, supone que todo lo relativo a los humanos es más
importante que lo relativo a los animales. Si tenemos en cuenta
que en EE.UU en el 2002 murieron diez mil millones de animales
para consumo humano, es obvio que nos hallamos ante un sufrimiento
ético urgente e importante.
Para
promover el movimiento de liberación animal, usted ha comparado
nuestro trato con los animales al caso de la esclavitud de los
negros.
.-
No son casos completamente idénticos, pero el paralelismo
es ilustrativo. En ambas situaciones existe un grupo que tiene
el poder sobre el otro, usa este poder para aprovecharse de él
y desarrolla una ideología para justificar su supremacía.
Esta justificación implica opiniones desfavorables y no
fundamentadas científicamente sobre las capacidades y cualidades
del otro grupo, con la finalidad de hacer un uso egoísta
de éste.
¿Su
compromiso con la liberación animal surge de su amor por
ellos?
.-
Nunca me he sentido particularmente cercano a los animales; cuando
era un niño tuvimos un gato durante unos años porque
a mi padre le gustaban los gatos, pero cuando murió no
lo sustituimos por otro. Desde que abandoné la casa paterna
nunca he tenido animales de compañía. Por aquel
entonces pensaba, naturalmente, que es malo ser cruel con los
animales, pero no tenía nada en contra de comer animales.
¿Fue
una decisión filosófica?
Efectivamente,
fue sólo cuando me encontré ante el reto de justificar
en los términos establecidos por mi sistema ético
el modo como tratamos a los animales que empecé a ver las
dificultades de justificarlo. Entonces desarrollé un sistema
filosófico y me di cuenta de que no tenía ninguna
justificación para comer carne. Fue el resultado de una
argumentación filosófica estrictamente lógica.
Existen
teorías que sostienen que en el desarrollo de la humanidad
en algún momento fue necesario comer carne para lograr
que el cerebro alcanzara un volumen mayor en menos tiempo.
.-
No está claro que esta teoría sea verdad, es una
teoría plausible, aunque especulativa y discutible. Pero
si aceptamos que es verdad, no creo que sea una objeción
acerca de lo que deberíamos hacer hoy, porque eso es historia,
prehistoria, es pasado. Nos hemos desarrollado hasta alcanzar
un grado en el que nos podemos nutrir haciendo un buen uso de
la agricultura. De ahí que aunque hubiera sido necesario
comer carne en su momento, eso no nos justifica, en modo alguno
para continuar con esa práctica.
En
general es la gente de las ciudades la que defiende posturas vegetarianas
radicales que parecen surgir de una visión idealizada de
la naturaleza.
.-
Hay que tomar en serio la afirmación de que si uno apenas
tiene contacto con animales no sabrá nada de su naturaleza,
de cómo son y de qué les gusta. Estoy de acuerdo
en que tenemos la obligación de aprender tanto como sea
posible sobre los animales. Pero no es siempre la gente de campo
la que tiene el mayor o el mejor conocimiento sobre los animales.
Es cierto que los conoce bastante bien, pero es posible que los
conozca menos que algunos científicos que observan el comportamiento
animal a lo largo de un amplio espacio de tiempo. Permitiendo
que los animales se desenvuelvan en situaciones diversas y dándoles
la oportunidad de elegir, cosa que los ganaderos no harían,
pues están interesados en conseguir productos animales.
Por lo que se refiere a la ética, no creo que sea una objeción
decir que se trata de una ética producida por gente proveniente
de las ciudades. No se trata de ser realista o no, es igual de
realista decir que podríamos ser una especie vegetariana.
¿Qué
ha sucedido desde la publicación de "Liberación
animal"?
.-
En primer lugar, hay muchos más vegetarianos en Europa,
América y Australia de los que había hace 30 años.
En segundo lugar, hay más discusión sobre agricultura
ecológica, sobre crianza en granjas. Sólo hay que
ver las modificaciones propuestas por la Unión Europea,
que van a suponer una diferencia considerable para las vidas de
cientos de millones de animales.
¿Qué
tiene que decir sobre las corridas de toros?
.-
Son un símbolo del derecho que se otorgan los humanos de
hacer sufrir gratuitamente a los animales. Mientras se acepten
las corridas de toros, la gente no objetará que se haga
sufrir a los animales de muchas otras maneras. Me opongo a las
corridas de toros por su impacto educativo y cultural sobre nuestras
actitudes respecto a los animales.
Usted
escribió en "Ética práctica" que:
"matar a un chimpancé es peor que matar a un ser humano
que, debido a una discapacidad intelectual congénita, no
es ni podrá ser nunca una persona".
.-
Tenemos que estar realmente seguros de que se trata de gente realmente
discapacitada intelectualmente, así que si el niño
no está ni capacitado para reconocer a otra gente, ni para
establecer relaciones sociales, ni para disfrutar de su vida,
mientras que el chimpancé sí tiene una vida más
rica y compleja que ese ser humano gravemente discapacitado, entonces
creo que hay menos pérdida en matar a ese humano que a
un chimpancé.
Esto
es difícil de decir...
El
hecho de que nos cueste decir algo así es una evidencia
de nuestra parcialidad como miembros de la especie humana. Nos
gusta pensar que todos los humanos "tienen que" ser
superiores a los animales no humanos.
Sí,
pero ¿para qué estos ejemplos tan radicales?
Es
para desafiar a la gente para que piensen en la naturaleza del
especieísmo y en cómo debemos juzgar las vidas de
la gente con grandes discapacidades. En ocasiones hacemos demasiado
para preservar la vida de bebés que han nacido con graves
discapacidades aún cuando los padres no desean que sigan
viviendo. Esto causa un sufrimiento innecesario. Es la otra cara
del especieísmo, no sólo el sufrimiento causado
a los animales, sino a algunos humanos.
Si
se encuentra una cucaracha en la cocina, ¿qué hace
con ella?
No
estoy seguro de que las cucarachas sientan dolor o tengan conciencia.
Así que, aunque lo mejor es evitar que puedan acceder a
la comida manteniendo los alimentos cerrados en botes de vidrio,
si me encuentro una cucaracha en mi cocina, estoy dispuesto a
matarla.
Peter
Singer (Melbourne, 1946) es filósofo especializado en ética
y principal representante del movimiento de liberación
animal. Además de su célebre "Ética
práctica" ha publicado "Liberación Animal"
y "El proyecto Gran Simio" (Trotta), "Compendio
de ética" (Alianza) y "Escritos sobre ética"
(Taurus). Ha sido profesor en Melbourne, Oxford, Nueva York y
California. Actualmente dirige en Princenton la cátedra
DeCamp del Center for Human Values.