MAX
STIRNER:
EL YO, SIN FE NI LEY
Lionel
RICHARD
Suponiendo que se pueda denominar nihilista a
quien no tan sólo afirma no tener ni dios ni amo, sino
que se consagra a la destrucción de todos los sistemas
sociales que según presume aniquilan al individuo, y ello
fundando su acción en la constatación de que toda
la existencia humana está cercenada por el no ser, la nada,
Max Stirner, filósofo del individualismo anarquista, merece
entonces tal calificación aunque nunca la hubiese reclamado.
¿Pero, de quién se trata? De un
hombre, un alemán, que tenía una frente inmensa,
muy alta. Y como la palabra “frente” se dice en alemán
“Stirn”, sus condiscípulos le pusieron en plan
de chanza el sobrenombre de “Stirner”. Rápidamente
lo reivindicó, publicando con ese nombre, en 1844, una
obra que debía tener un éxito efímero en
su momento, pero que no siempre fue bien comprendida y que la
valdría, medio siglo más tarde, una fama universal:
EL ÚNICO Y SU PROPIEDAD. En el silencio y en la miseria,
estaba desaparecido desde 1856, a los cincuenta años, y
ya no podía, pues, responder a quienes fundan ahora sobre
sus escritos «el individualismo anarquista.»
La formación de Johann Kaspar Schmidt,
nacido en Bayreuth, en Baviera, está lejos de ser la de
un filósofo clásico. Tras haber perdido muy pronto
a su padre, un fabricante de flautas, conoce una infancia solitaria,
abandonado por su madre que se había vuelto a casar. Sin
embargo logra acceder a la Universidad. Sigue en Berlín
los cursos de Hegel, logra superar el examen que le permite dedicarse
a la docencia en las escuelas prusianas, pero fracasa en el Doctorado.
De la frecuentación de los círculos intelectuales
socializantes a la propiedad de una lechería-vaquería,
que fracasa, pasando por el cargo de profesor en una escuela de
señoritas, de donde fue despedido al cabo de cinco años,
un primer matrimonio del que enviudó y un segundo que lo
llevó al divorcio... la vida delicada y burguesa le fue
ahorrada.
UN
ENCRESPAMIENTO DEL YO ¿Cómo no le habría
de parecer natural, con una biografía como la suya, la
revuelta contra la sociedad? EL ÚNICO Y SU PROPIEDAD es
un manual de revuelta contra todo Estado, contra toda sociedad.
Revuelta y no revolución: ésta pretende dar la vuelta
a las instituciones, para crear otras nuevas. La revuelta, en
cambio, no es más que encrespamiento del Yo y desestructuración
del vínculo social. El Yo, constata Stirner, siempre es
sacrificado a las necesidades de la colectividad organizada. Es,
pues, necesario, regresar al Yo en su originalidad más
extrema, en lo que le es propio: «Es verdad lo que es Único,
es falso lo que no me pertenece y son falsos la sociedad y el
Estado, a quienes das tu fuerza y que te explotan.»
A cada doctrina (religiosa, política o
filosófica) en situación de fuerza en la sociedad
alemana de la época, opone Stirner una crítica radical.
Se enfrenta al cristianismo y a su sistema jerárquico,
en la medida que el catolicismo desarrolla la obediencia a los
dogmas, a la moral, y que el protestantismo hace lo propio con
la servidumbre interior. Denuncia el liberalismo burgués
que no propone la libre expansión de la personalidad, sino
su sumisión a la soberanía de la razón. La
libertad política de la cual se reclama ese liberalismo
no es más, en su opinión, que la sujeción
del individuo en el Estado y a las leyes del Estado. Rechaza el
universalismo de Hegel, el materialismo de Feuerbach, el comunismo
de Weitling, el anarquismo de Prudhon. Es hostil a todo partido
y a todo espíritu de partido.
En definitiva, ningún ideal es aceptable
para Stirner, porque una gran idea, un sistema, una causa para
defender, generan obligatoriamente sus maestros de escuela y sus
curas. Consecuencia: el Yo y sus intereses egoístas, en
el sentido en que corresponden auténticamente a las fuerzas
que dirigen la personalidad, se ven forzados a desaparecer. Pero
la causa del individuo no es la de Dios o la de lo humano, ni
la de lo Verdadero, ni la de lo Justo ni la del Bien; su única
causa es la de su Yo, su particularidad, el Único en él.
¿Plantea Stirner otra organización social que preservase
al individuo de las vastas empresas de adiestramiento a la que
se ve sometido? Con seguridad condena al Estado burgués
y su explotación de la clase obrera, ese «enemigo»,
del cual se pretende arrancar un «botín.» Indica
incluso que bastaría que la clase obrera dejase de trabajar
en provecho del Estado burgués y que considerase el producto
de su trabajo como suyo para que el Estado burgués se viese
perdido. Sugiere también que la asociación, o reunión,
es la mejor forma de vida social, debiendo preferirse la particularidad
del individuo antes que su libertad. Pero, en el fondo, explica
cómo ve las cosas, no recomienda nada, no apela a ninguna
militancia. Único principio: «Para Mi nada existe
por debajo de Mi.»
El Egoísmo mal comprendido y aproximaciones
injustificadas al «superhombre» nietzscheano, han
conducido las ideas de Stirner hacia una especie de aristocraticismo
anarquista, aunque él se había afirmado antes que
nada como un negador y no había acumulado, al derribar
todas las verdades instituidas, sino un amasijo de ruinas. EL
ÚNICO Y SU PROPIEDAD, escribió Victor Basch, es
«la Biblia del Anarquismo individualista o del individualismo
anarquista.» En 1930, en EL MOVIMIENTO LIBERTARIO BAJO LA
III REPÜBLICA, Jean Grave, viejo caminante de la Anarquía,
apunta correctamente la perversión surgida de las ideas
de Stirner: «Afirmar que el individuo sólo debe buscar
su propio bien y no ocuparse más que de su propio desarrollo
–tanto peor para quienes en su camino le sean un obstáculo–
significa introducir, bajo el disfraz de la anarquía la
teoría más ferozmente burguesa...»
© Lionel Richard, profesor emérito
de la Universidad de Picardie - Jules Verne (Amiens), es autor
de «Nazisme et Barbarie» Ed. Complexe, 2006. Texto
publicado en en el nº Hors-Série de LE MAGAZINE LITTÉRAIRE:
LE NIHILISME: LA TENTATION DU NÉANT; octubre-noviembre
de 2006, pp.50-51
Trad.
R.A.