Edward O. Wilson llega a la entrevista con el flequillo crespado
propio de los científicos locos de las películas.
Pero este biólogo estadounidense de 78 años no tiene
nada de chiflado, todo lo contrario. Le mueve su pasión
por concienciar a la sociedad de las consecuencias dramáticas
que una pérdida masiva de especies tendrían para
la humanidad.
Su
discurso es sencillo, cercano y comprensible para todos... los
que quieran entenderle. Wilson lleva cinco décadas enseñando
en la Universidad de Harvard, una tarea que compagina con un activismo
medioambiental incansable.
Especializado
en entomología, Wilson es el padre de términos tan
comunes hoy en día como biodiversidad o sociobiología.
Su valuosa aportación al conocimiento universal le ha valido
una treintena de títulos honoris causa y numerosos galardones
de prestigio, el último el Premio Internacional Catalunya
que recogió la semana pasada en Barcelona.
Se
declara ateo, pero en su último libro, La Creación,
escribe una carta a un reverendo baptista para pedirle que le
ayude a salvar el planeta. ¿Por qué cree que la
religión puede contribuir a conservar la naturaleza?
El
42% de los estadounidenses se declara cristiano evangélico;
y el 75%, creyente. Por eso pensé que si los religiosos
traían su pasión y su compromiso a la causa de salvar
la creación, podían tener un gran impacto sobre
la opinión pública y ser un motor para el auténtico
cambio en Estados Unidos. Intento que los líderes religiosos,
en particular los evangélicos, se interesen por cuestiones
que afectan al medio ambiente, en particular a la biodiversidad.
No les pido que cambien sus creencias, ni quiero que me inviten
a conocerlas, sólo les digo que debemos poner nuestras
diferencias a un lado, y concentrarnos en una cuestión
trascendental que nos afecta a todos.
¿Y
cuál ha sido la respuesta?
Un
éxito inesperado. Aparentemente ningún otro científico
había tendido una mano de amistad a la derecha religiosa,
a la que yo principalmente me dirijo. En América ha habido
guerras culturales constantes entre, por un lado, los creyentes
dogmáticos, mucho más fundamentalistas que otros
cristianos conservadores; y por el otro, los liberales laicos,
es decir, la izquierda, los intelectuales del medio ambiente y
la mayoría de científicos de éxito. Es esa
visión dual, esa especie de choque de civilizaciones, lo
que ha hecho que no se unieran. Pero en el momento en el que alguien
les ha dicho ‘respeto tus creencias, por favor, ayúdanos',
la respuesta ha sido muy calurosa. Se han formado alianzas entre
grupos religiosos y científicos, y la comunidad evangélica
está hablando mucho más ahora de la importancia
del medio ambiente.
En
algunos círculos políticos, mediáticos y
sociales se ha dicho que se está exagerando con las consecuencias
del cambio climático. Señalan que las especies se
han extinguido desde que la Tierra es Tierra, y que el clima ha
ido variando. Si hay algo de cierto en eso, ¿qué
diferencias hay entre esos periodos históricos y el momento
actual?
Eso
es fácil de responder. En primer lugar, no conozco a ningún
científico serio que crea que esto no está ocurriendo.
Sí, es cierto que las especies siempre se han extinguido,
pero antes de que el hombre apareciera, de entre cada millón
de especies desaparecía sólo una al año.
Y nacían al mismo ritmo. Ese índice de extinción
es ahora 1.000 veces superior, mientras que el nacimiento de nuevas
especies está decayendo porque estamos destruyendo el medio
natural. [...] A una proporción de una por cada 1.000,
puedes llegar a la conclusión de qué sucederá
en el terreno de la biodiversidad.
En
su libro habla de la desaparición de una especie cada 20
minutos...
Sí,
pero el calculo no es mío, es de un grupo de científicos.
Como no sabemos exactamente cuántas especies hay en la
Tierra, yo prefiero hablar en términos de índices.
Si no conseguimos frenar el cambio climático, o por lo
menos hacer que avance de forma más lenta, podríamos
perder una cuarta parte de las especies de plantas y animales
en los próximos 50 años.
Reciclar,
contaminar menos, ahorrar agua... Parece que se sabe qué
hay que hacer para evitar que una catástrofe ambiental,
pero ¿por qué no estamos haciendo nada radicalmente
en serio para evitarlo?
Esa
es la madre de todas las preguntas. Sabemos cuáles son
los problemas, conocemos su magnitud y qué hay que hacer
para solucionarlos, y en cambio, la gente, incluyendo a los líderes
políticos, no se está ocupando del tema. Hay varias
razones. Una de ellas es el escepticismo, aunque en cuestiones
como el cambio climático, ya es palpable que está
ocurriendo. Por otro lado, hay una inercia en la condición
humana, que te hace pensar que si no va afectar a tu vida en los
próximos cinco o diez años, no pasa nada. Yo no
sé qué hacer al respecto, pero lo que está
claro es que necesitamos movilizar a la opinión pública
para que el cambio venga desde abajo. Si una parte importante
del pueblo cree que se debe hacer algo al respecto, los líderes
políticos no tardan en decir lo mismo y hacerlo. Desgraciadamente,
esto es algo que no está pasando con el medio ambiente
todavía.
Denuncia
el escepticismo, aunque constantemente oímos en las noticias
que hay un nuevo informe que alerta de las consecuencias catastróficas
que acompañarán al cambio climático. ¿Cree
que la gente empieza también a cansarse?
Me
alegra oír que es un tema que está siempre en los
informativos en Europa, pero no es el caso de Estados Unidos.
Allí sólo hay tres temas en las noticias: Irak,
Irak e Irak [risas]. Cuando haya un cambio de Gobierno, creo que
empezaremos a tomarnos más en serio al medio ambiente.
Bueno,
pero allí tienen a Al Gore...
Al
Gore ha tenido un efecto tremendamente beneficioso. Nada impresiona
más a los americanos que ganar un Oscar. Ya pensabas que
iba a decir un Nobel, no? [risas] Creo que los estadounidenses
se prepararán gradualmente para hacer algo en los próximos
tres o cuatro años.
Usted
ha obtenido el premio Pulitzer en dos ocasiones por su valor divulgativo.
Hace tiempo que los científicos sabían que la Tierra
perdería muchas especies; conocían el cambio climático,
y en cambio no ha sido hasta hace dos años cuando el medio
ambiente se ha situado en el centro de todas las miradas. ¿Cree
que los científicos no saben conectar con la sociedad?
Exacto.
Hay muy pocos científicos que sean buenos escritores y
todavía menos que sepan comunicar sus ideas al público.
Creen que su único objetivo es descubrir cosas que lleven
a avances en la medicina o la agricultura. Sólo unos pocos
creen que también es parte de su deber comunicar al público
lo que saben, sobre todo si se trata de problemas sociales importantes.
Lleva
décadas dedicado en cuerpo y alma a concienciar a la sociedad
de los peligros de una extinción masiva de especies. Pero,
¿y si los que desapareciéramos fuéramos los
humanos, ¿cuánto tiempo tardaría el planeta
en recuperarse?
Cinco
millones de años.
Meritxell
Mir Barcelona | 19/11/2007 | www.adn.es