De los presocráticos a sócrates
Ramon ALCOBERRO
Desde el siglo VI antes de nuestra era, en Jonia (Asia Menor) y luego en la Magna Grecia (Sicilia y el sur de Italia), los filósofos, los “amigos del saber”, habían desarrollado diversas visiones del mundo, intentando explicar la génesis del mundo natural (el origen de la fisis) y su estructura (el arché). Su ámbito de estudio era el de la física (Tales, Anaximandro, Anaxímenes) o el de la matemática (Pitágoras).
Las conjeturas de los primeros pensadores griegos pretendían superar la creencia en la acción de los dioses y mostrar que el Cosmos tenía una estructura propia, de carácter racional. Pero, generalmente a esos primeros pensadores se les denomina “presocráticos”, porque el pensador ateniense se sitúa como una especie de padre fundador del pensamiento filosófico.
El paso desde los presocráticos al socratismo se acostumbra a resumir con la expresión “de fisis a nomos”. Es decir, a partir de la victoria de Atenas en la Segunda Guerra Médica (480, batalla de Salamina), lo que empieza a interesar fue la naturaleza humana y la relación entre las leyes políticas y la naturaleza humana en vez de la naturaleza física. Las especulaciones físicas, matemáticas y astronómicas dejan paso al análisis del poder.