VOCABULARIO NIETZSCHE

AMOR FATI: (en latín “amor por el destino”), concepto que Nietzsche usa cuando habla en nombre propio, feliz de ser sí mismo, especialmente cuando se encuentra en Italia. Es el arte de la vida; el amor por lo que deviene, por lo que crece y se respira a fondo, como una epifanía.

APOLINEO/DIONISÍACO: Dupla simbólica que aparece a partir de El origen de la tragedia (1972) como herramienta para la interpretación nietzscheana de la Grecia antigua. Apolo es un dios solar, el dios de lo visible. Apolíneo es todo aquello que tiene forma e individuación. Todo cuanto es estable y por extensión todo lo que mantiene un principio de orden. Un hombre, un cuadro, una estatua, etc. son realidades apolíneas. Sin embargo, la música y las artes del movimiento que se despliegan en la temporalidad (la danza, el teatro) pertenecen a otro nivel: el de Dionisos, dios del exceso, de la vid, del vino y de la borrachera. En el prefacio al Ecce Homo (1888) dice de sí mismo: “Soy discípulo del filósofo Dionisos, preferiría ser un sátiro antes que un santo”. Entre Apolo y Dionisos se establece un “agon”, una lucha, que permite evaluar la capacidad creativa de una cultura. Ambos dioses se necesitan mutuamente. Dionisos necesita a Apolo (dios del origen) para civilizarse y Apolo necesita a Dionisos para crear nuevas formas.

ESPÍRITU LIBRE: El espíritu que se libera, el que se autotransforma – no el que “se cree liberado”, por ejemplo, por el hecho de ser ateo, ni el que cree en “la libertad”, en “el pensamiento” o en “la igualdad de derechos”, que para Nietzsche solo son tópicos. Herácilto, Tucídides, Maquiavelo y algunos otros son espíritus libres, una especie de “ideal tipo”, una aspiración que, en realidad, estrictamente, no ha existido jamás (Humano, demasiado humano; prefacio, 1886), aunque representa “la humanidad del porvenir” (Gaya Ciencia, párrafo 337). A partir de 1886, Nietzsche prefiere hablar de “transvaloración de todos los valores” para describir al espíritu libre.

ETERNO RETORNO: Es uno de los conceptos más complejos de Nietzsche, porque a veces se confunde con un principio cosmológico (el tiempo que se repite). Se encuentra en diversas obras de Nietzsche y, muy especialmente, en el párrafo 341 de La Gaya ciencia y en los capítulos “La canción del sonámbulo” y “Los Siete sellos” del Zaratustra.  Al formular la idea de que hay que amar la vida en todos sus momentos, hasta el punto de querer repetirla, lo que Nietzsche plantea en realidad es “¿qué tipo de vida queremos llevar?” La vida que es pródiga e insaciable, la vida afirmativa, es la que merece la pena querer. Así, el eterno retorno constituye un criterio de selección, una aceptación activa de la vida, como expresión de “amor fati”.

GAYA CIENCIA: Lo contrario a cualquier metafísica; es un modo de existencia, el modo artístico del devenir (o un arte de vivir): la filosofía de la vida viviente, creadora. Cuando el espíritu puede soportar la verdad y no se refugia en el idealismo accede a la ciencia feliz, a la “gaya ciencia”.

GENEALOGÍA: Es la forma de explicar de dónde provienen los conceptos; no su origen histórico sino cómo se hicieron significativos, cómo se originó su fuerza, su cualidad. La genealogía es una interpretación de los signos, de lo que está oculto, de lo que no es claro y distinto; por eso alguna vez Nietzsche la compara con el desencriptado de un texto jeroglífico. También describió el concepto mediante imágenes que provienen de la medicina: es una auscultación, una sintomatología, una palpación… para comprender cómo se originaron los conceptos. Tanto lo fuerte como lo débil tienen su propia genealogía, su estructura profunda, que marca como es la cultura, es decir como son las condiciones de comprensión de la realidad que desarrolla un grupo en particular.

MORAL DE ESCLAVO: Expresión del nihilismo. «Esclavo» es quien cree en transmundos, en detrimento del aquí y del ahora, renunciando a vivir como creador. La moral de esclavo se basa en el espíritu de venganza y en el resentimiento, es decir, en la venganza contra todo o que signifique creación y vida. Implica la glorificación de la sumisión, de la piedad y de todo lo que empequeñece al hombre creador. Los esclavos creen que son buenos cuando simplemente son impotentes. La moral de esclavo aparece como moralina (das «Moralin») en el cristianismo bien-pensante y la palabra tiene ahí un significado irónicamente farmacéutico (como “aspirina”, por poner un ejemplo).

MUERTE DE DIOS: “Dios ha muerto” (Gott ist tot) es una frase que aparece en los aforismos 108 y 125 de La Gaya Ciencia. “Dios” es un intento fallido de buscar el sentido de la vida fuera de la vida y el cristianismo es una expresión de nihilismo. Usar palabras como “Dios”, “fe”, “teología” o “religión” es no decir nada porque es tanto como expresar la melancolía de un sentido de la vida que como tal no existe. Decir “Dios” no prueba que exista Dios. Mediante el concepto de “Dios” lo que se lograba es que el hombre se reprimiese a sí mismo, y se impidiese ser creador por motivos morales. La muerte de Dios es un acontecimiento formidable, de cuyas consecuencias todavía no somos conscientes porque también significa la muerte de cualquier tipo de idea superior (de cualquier idea que se pretenda divina). El Superhombre no será el heredero del Dios muerto sino su negación.

NIHILISMO: Es una palabra que aparece relativamente poco en Nietzsche –lo hace especialmente en los fragmentos de 1887-1888) – y que designa el hecho de creer en ideales contrarios a la vida. La voluntad de muerte latente en la cultura, el pesimismo, el resentimiento, el refugio en los transmundos del idealismo y la vida decadente, son expresiones del nihilismo. Platonismo y judeocristianismo son las formas centrales del nihilismo y constituyen la historia de la cultura occidental que lleva a la incapacidad de crear. Salir de ese agujero negro exige la «transvaloración», para reestablecer los valores vitales.

SUBLEVACIÓN DE LOS ESCLAVOS: Expresión un tanto grandilocuente que caracteriza según Nietzsche la transvaloración de valores que los débiles, los sacerdotes, etc., han provocado en la moral de señores. Históricamente es el triunfo de la moral pastoral sobre la moral de los caballeros. Con los esclavos (un concepto que debe entenderse existencialmente como sinónimo de los seres débiles) triunfa una moral pesimista, empobrecida y que insulta a la vida. “Esclavo” es quien tiene una voluntad de poder negativa, el individuo resentido contra la vida. Lo que caracteriza al esclavo es el resentimiento. Los esclavos degradan todo lo que es noble, exaltan el igualitarismo y logran que los valores creadores pasen por malos. El igualitarismo de la democracia es una expresión de esa sublevación.

SUPERHOMBRE: De hecho, la traducción mejor sería “sobrehumano” (más fiel a lo que significa en alemán “Über” – por encima de). Es el creador que reivindica el cuerpo, la vida. El heredero de Dionisos. Constituye un tipo psicológico (¡jamás un tipo racial!) de hombre creador que se ha desprendido de la moral de esclavo y del nihilismo. Es un individuo raro, pero no único en la historia: el hombre del “gran sí” a la vida.

VOLUNTAD DE PODER: Estrictamente, Nietzsche jamás definió el concepto de una sola vez en ninguna de sus obras, pero la voluntad de poder es en el fondo el otro nombre la vida, cuando se entiende como una fuerza. Múltiple y diversa, la vida inmanente se expresa como una capacidad de devenir, de construirse y de crecer. Es la fuerza interior que anima a todo cuanto está vivo para seguir creciendo. En oposición al nihilismo, la voluntad de poder exige vivir sin fe y sin dios en un mundo inocente y creador, más allá del bien y del mal, que quiere aumentar indefinidamente su poder.

 

 

 

 

© Ramon Alcoberro Pericay