Lofty
A. Zadeh
LOFTY
A. ZADEH: LAS MÁQUINAS TIENEN QUE HABLAR EN HUMANO
ENTREVISTA
Lluís
AMIGUET
La Vanguardia, Barcelona, 23 nov. 2004-12-22
Lo
de la FUZZY LOGIC me cuesta pillarlo. El profesor Zadeh se desgañita
en inglés y el doctor Gil Aluja en reusense. Sin éxito:
soy de letras. Por fin, al día siguiente, descubro en un
hotel ¡Albricias! ¡Pan de Madagascar!... ¡Un
aire acondicionado japonés con “fuzzy”! “Si
usted tiene calor –dice el letrero–, apriete una vez;
si tiene mucho calor, apriete dos”. Y con el frío
lo mismo. Pero al darle ya no me acuerdo si “mucho”
era dos o uno. Vuelvo a leer las instrucciones y vuelvo a apretar:
hace frío y sale aire helado, así que estoy equivocándome
otra vez. Llamo a recepción y el señor pierde la
paciencia: “Pero lea el letrero... ¡Si es muy fácil!”.
Cuelgo, resignado, busco otra manta en el armario y me duermo
aceptando que mi cerebro ya está deformado para siempre...
.......................................
Tengo 83 años y sigo impartiendo clases en Berkeley. Nací
en Baku, Azerbayán, y soy genuino fruto del culto soviético
a la ciencia, pero hoy Rusia sólo adora al dinero. Mi lógica
funciona en 5.000 patentes, de ordenadores a micoondas, y creo
que propicia un pensamiento más tolerante. He recibido
el premio Kaufmann de la Universitat Rovira i Virgili.
ZADEH:
.- Si en la vida nada es enteramente falso o enteramente cierto...
AMIGUET:
.- Eso parece...
Z
.- ¿Por qué la lógica, entonces, desde Aristóteles
hasta Descartes, tenía que ser binaria: verdadero o falso,
só o no, blanco o negro?
A.-
Para los problemas del cole servía.
Z.-
En 1965 publiqué un pequeño artículo científico
en el que me revelaba contra esa estrecha lectura de la realidad.
Fue el nacimiento de la “Fuzzy logic”, lógica
borrosa.
A.-
Una lógica gallega, difusa.
Z.-
Una lógica más humana. El sentido común frente
al idealismo racionalista. Se trataba de acercar la lógica
a nuestro modo de pensar. ¿Acaso usted es feliz o desgraciado?
¿O por el contrario usted gradúa su felicidad, el
amor, la amistad, incluso su antipatía?
A.-
Incluso los mezclo y confundo.
Z.-
La mente humana siempre gradúa la realidad, la percibe
así, y la lógica, lógicamente, debe hacer
lo mismo!
A.-
Parece lógico.
Z.-
¿Verdad? Pues todavía la comunidad científica
recela de mi lógica borrosa.
A.-
¿Por qué?
Z.-
Porque muchos científicos están cómodamente
instalados en sus poltronas mentales y cambiar de hábitos
les supone esfuerzo...
A.-
...Que no están dispuestos a hacer.
Z.-
¡Menos mal que la realidad les enseña el camino!
Por eso la industria se ha apresurado a aprovecharse de mi lógica
y en cambio hay comunidades científicas que la miran con
desconfianza.
A.-
¿Le dicen que no se la creen?
Z.-
No se la creen hasta que la tocan. Uno de estos cerebros reticentes,
un genio de la inteligencia artificial, me vino un día
a ver a Berkeley con una videocámara cuyo autofocus y estabilización
de imagen estaban basados en mi lógica y me confesó:
“Perdone profesor: yo no creía en su lógica
borrosa hasta que he filmado la realidad con ella; ahora sí
creo”.
A.-
¿Cuántos aparatos funcionan hoy con su lógica
borrosa?
Z.-
Los japoneses, con más de 5.000 patentes, y los alemanes
después son los grandes campeones de la aplicación
de mi lógica a los automatismos de todo tipo de aparatos:
desde el metro de Senday en Japón, hasta medidores de la
presión sanguínea, lavadoras, aspiradoras, ascensores,
neveras, microondas... ¡Todo hoy funciona mejor con la lógica
“fuzzy”!
A.-
Pero ¿cómo funciona?
Z.-
Las máquinas tienen que hablar en humano. Es más
fácil para los humanos usar palabras que porcentajes o
números para graduar los automatismos, por eso mi lenguaje
se emparenta con la lingüística variable...
A.-
Hacer que las máquinas hablen nuestro idioma.
Z.-
De eso se trata. Una lavadora debe saber ir mucho más allá
del encendido o apagado. Tiene que saber analizar percepciones
humanas en gradación, y con la lógica binaria las
máquinas no entienden gradaciones y las percepciones humanas
que son graduales.
A.-
Es como esa tele que nunca sé si está del todo encendida
o apagada.
Z.-
Porque siempre hay posibilidades intermedias siempre graduables.
Hemos superado la lógica binaria que regía nuestra
ingeniería. Una lavadora tiene que saber lavar a medias.
En lógica “fuzzy” todo es graduable y a todo
se le ha de permitir que sea graduable.
A.-
Yo sigo sin entender cómo demonios funciona mi vídeo
y me pierdo pelis y partidos.
Z.-
¡Porque son aparatos que todavía no aplican la lógica
“fuzzy”! Sus manuales de instrucción son jeroglíficos.
Mi lógica es mucho más comprensible para los seres
humanos que la binaria. Y aún le diré más:
la substitución de la lógica binaria de verdadero/falso,
o blanco/negro por la “fuzzy” de hecho acaba influyendo
en el modo de pensar del ciudadano. Creo que la lógica
“fuzzy” propicia hábitos mentales más
tolerantes, más humanos: en la lógica “fuzzy”
la verdad o la mentira son graduables. Como en la vida misma.
A.-
El automatismo de la lavadora o el aspirador influye en mi modo
de pensar?
Z.-
Pues claro.
A.-
Se habrá usted forrado con el invento.
Z.-
¡No! No me ha interesado nunca cobrar por mi descubrimiento.
Lo único que he recibido fue un detalle de Canon, que me
regaló una cámara especial, la primera con lógica
“fuzzy”, que lleva mi nombre grabado en oro. Eso es
todo, pero hacerme rico no, porque yo soy hijo de la cultura soviética.
A.-
¿A qué se refiere?
Z.-
A mi me educaron en la adoración a la ciencia para que
devolviera a la sociedad algo del inmenso esfuerzo que todos mis
conciudadanos hacían para educarme.
A.-
Pues hoy se lo cobran los japoneses.
Z.-
La humanidad. Da igual. A mi no me interesa el dinero y le aseguro
que si me interesara, sería millonario. Pero soy mucho
más feliz investigando: si mi lógica es más
útil a todos sin encarecer las patentes, mejor.
A.-
¿Por qué acabó usted en Berkeley?
Z.-
Mi formación inicial era soviética y con ella el
culto a la ciencia y la pasión por las matemáticas.
Mi padre era periodista y lo destinaron a Teherán y allí
acudí al colegio norteamericano, que dejó una profunda
impronta en mí: me pareció natural ir a estudiar
a EE. UU. Sé que si cuando descubrí la lógica
“fuzzy” yo no hubiera sido el jefe del Departamento
de Ingeniería de Berkeley...
A.-
Nadie le hubiera hecho caso.
Z.-
Nadie. Menos mal que en Japón antes de discutir teóricamente
mi lógica se pusieron a hacerla funcionar en la práctica
y se impuso. Y debo citar en España a dos paladines de
la lógica “fuzzy”: los doctores Jaume Gil Aluja
y Enric Trillas que han conseguido que mi lógica sea también
española.