JOHN GRAY
PENSADOR Y POLITÓLOGO. AUTOR DE
“PERROS DE PAJA” Y DE ‘CONTRA EL PROGRESO Y OTRAS
ILUSIONES”.
"¿De verdad cree
que hemos progresado?"
LLUÍS AMIGUET
LA VANGUARDIA; BARCELONA 07/05/2007
John Gray, profesor de la London School
of Economics, empezó siendo thatcheriano; después
criticó los excesos del libremercado, y ha acabado siendo
él mismo. La despiadada lucidez de sus espléndidos
ensayos -´Falso amanecer´, ´Contra el progreso
y otras ilusiones´ o el superventas animalista ´Perros
de paja´- logra que el lector se cuestione lo incuestionable:
que el progreso es una aspiración irrenunciable de cualquier
ser racional. Para Gray, todos somos demasiado humanos para progresar
de verdad; y ser humanos, en esencia, consiste en ser animales.
Tras dos horas de charla con él, salgo pensando que además
somos unos bichos. Yo seré, y tal vez somos, como Hobbes,
lobos para los demás hombres, pero John Gray es un monstruo
de fatal erudición.
Tengo 58 años: lo mejor de envejecer es comprobar
lo genial que fue Proust. Nací en Inglaterra. No trato de
cambiar el mundo sino de asumirlo. La religión empieza siendo
un chaleco antibalas y acaba siendo una pistola. El papanatismo
progre nos debilita ante los tiranos. Acepte que es un animal: se
relajará. Colaboro con el CCCB.
- Estoy de acuerdo con mi amigo Lovelock: el calentamiento
global es irreversible. Es ingenuo pensar que con unos cuantos molinos
de viento vamos a detenerlo...
- Es mejor que no hacer nada.
- Eso cree el ecologismo buenista: si podemos destruir
la Tierra, también podemos detener su destrucción
con unas plaquitas solares. Me temo que les falta humildad.
-...
- Y mientras, Putin ignora los cuentos verdes y
hace realpolitik despiadada. Energía: ésa es la clave
geopolítica. Rusia controla Europa porque controla su energía,
ya que los progres se opusieron a las nucleares. Por eso hoy dependemos
de la energía rusa.
- A lo mejor los rusos no son tan malos.
- Tienen su propia agenda, y nuestro bienestar no
es su prioridad.
- Aprenderé ruso después del
inglés.
- ¿Sabe por qué hemos llegado a esta
situación de deterioro de nuestro planeta?
- ¿. ..?
- Porque creemos en el progreso: esa utopía
nefasta. Quienes han querido cambiar el mundo son quienes lo han
degradado.
- Explíquese.
- Éramos los reyes de la creación:
"Tomad la Tierra y sometedla". ¿Recuerda? El cristianismo
puso la semilla del desastre ecológico.
- ¿Antes no se hablaba de progreso?
- Los griegos hubieran denostado esa idea absurda.
¿Progreso...? ¿Hacia dónde? Ellos creían
en el equilibrio dentro del eterno y cíclico retorno. No
trataban de cambiar el mundo, sino de contemplarlo hasta entenderlo
para llegar a la armonía en él.
- ¿No querían progresar?
- Aceptaban nuestros límites y desconfiaban
de las utopías. El progreso es un mito lanzado por los ilustrados
hace apenas dos siglos. Los ilustrados prometían que con
la acción guiada por la razón el hombre podía
mejorar el mundo más y más hasta el infinito.
- Lo lograron: hoy vivimos más y
mejor.
- Cuando oiga la palabra infinito es que alguien
le está engañando. Hemos conseguido avance tecnológico
y vidas más largas, sí, pero a costa de depredar el
planeta, como si no formáramos parte de él. El progreso
moral no existe: la tortura, la guerra, la esclavitud, se repiten
hoy bajo otras formas.
- El mundo es hoy mejor pese a todo.
- ¿De verdad? Duérmase en su buenismo
y verá: la lucha continúa, procure no perderla.
- Podríamos ser todos hermanos...
- Acepte que no somos mejores que los demás
animales. Se sentirá mejor.
- Lo acepto encantado, señor animal.
- No habrá un mundo mejor. Habrá éste
y se acabará. Libérese de tanta inútil esperanza
y de utopías progresistas. Descansará.
- Lo intentaré.
- Esa soberbia ilustrada la heredaron los marxistas:
el nuevo hombre comunista dominaría la Tierra; pero en realidad
lo que consiguieron fue una hecatombe ecológica mucho peor
que la de los países capitalistas.
- Hubo gulags, cierto, muy progresistas.
- Y hoy el neodesarrollismo globalizado nos promete
otro fin de la historia: todos demócratas en un libremercado
universal.
- Eso no es tan progre.
- Es igual de utópico que el marxismo...
Promete un final feliz que nunca llega, pero la gran pregunta es:
¿y mientras tanto?
- ¿Qué pasa mientras tanto?
- Pues lo de siempre, la historia sin fin. Rusia
que vuelve a querer dominar Europa; India y China que necesitan
más y más energía. Conflictos étnicos,
religiosos, luchas por los recursos, guerra, explotación,
esclavitud, hambre. Lo que vemos y veremos hasta que acaben nuestros
días y los de la especie.
- El hombre es un lobo para el hombre.
- Es un animal. Por eso es mucho menos desgraciado
cuando renuncia a cambiar el mundo y se limita a tratar de comprenderlo
y aceptarlo porque forma parte de él. Y mientras el buenismo
y las utopías entontecen a nuestros dirigentes, la historia
real decide cada día quién gana y quién pierde.
- ¿En qué sentido?
- Tipos como Putin, militares, terroristas y estadistas
muy poco democráticos como los que controlan las energías
del planeta: Rusia, Irán, Venezuela, Libia, Argelia... Hacen
sus planes. Y no son buenos para nosotros.
- ¿Y nosotros?
- Un estadista inteligente trata de pactar con la
realidad, no con sus utopías ni con sus buenas intenciones.
La realidad es que la energía es un bien finito y que se
ha abierto un gran juego mundial por controlarla: de ese juego depende
nuestro futuro.
- ¿Y...?
- Los combustibles fósiles están en
manos de regímenes ambiciosos y muy poco democráticos,
y los renovables no son suficientes.
- ¿Y el biofuel?
- Curioso. Bush lo defiende ahora tras haberlo despreciado,
porque él y los neocon han descubierto que es imposible dominar
Oriente Medio y lograr su gas y su petróleo por la fuerza.
Ahora espera sacar biocombustible del cinturón del maíz
americano.
- ¿El biofuel es ecológico?
- Nefasto, pero conveniente para EE. UU.
- No es usted optimista.
- Acepto la realidad, empezando por asumir mi propio
fin y el de mi especie. Mire, las utopías nos llevan a los
desastres. No hay soluciones mágicas: los problemas realmente
importantes del ser humano no tienen solución. Sólo
podemos gestionarlos día a día.
- ¿Y la patria no será la
humanidad?
- Salve su trasero. Los seres humanos no podemos
controlar la Tierra más de lo que controlamos nuestras propias
vidas. Pero al menos podríamos ser más humildes.