Entrevista
con Edgar MORIN
Lluís
Amiguet, LA VANGUARDIA, 14 de julio 2006
Tengo 85 años, pero ya fui viejo desde que se me
murió mi madre a los 9. Nací en Francia, un país
donde la mitad son funcionarios y la otra mitad quiere serlo.
Me he casado tres veces: algo normal si aguantas vivo hasta los
85. Soy de izquierdas porque sufro con los que sufren; la derecha
culpa a quien sufre de su propio sufrimiento.
-
Mi familia me dejó una herencia preciosa.
P
- ¿Una docena de pisos?
R
- Mucho mejor.
-
¿Valores morales?
-
Su virtud fue no imponerme ninguna concepción del mundo.
No me dejaron ninguna solución para los grandes porqués
de esta vida: ni religión, ni credos inamovibles. En cambio,
heredé todas las preguntas por contestar, pero también
toda la curiosidad para buscar las respuestas.
-
Hombre, los pisos son un valor seguro.
-
Bueno, con un piso es suficiente, pero con la curiosidad he llegado
hasta aquí hoy y puedo decir que hasta ahora he vivido
una vida plena y llena de emoción e ilusión porque
he estado buscando respuestas en la literatura, la ciencia, la
filosofía, la lógica...
-
¿No tendría que haberse especializado?
-
Este es el mal de nuestra cultura. La especialización no
esta hecha a la medida de la realidad sino a la medida de los
burócratas. La verdad no está parcelada en literatura,
filosofía o metafísica o biología molecular:
la realidad es una y compleja; son los burócratas del saber
los que la parcelan para poder repartirse las cátedras
y los departamentos.
-
El que mucho abarca poco aprieta.
-
El que se especializa en un ángulo de la foto jamás
sabrá qué sale en la foto. Porque cuando te especializas
mucho en un área del conocimiento, ¿qué encuentras?
- ¿?
-
¡Otra disciplina! Si estudias biología a fondo, la
célula, te das cuenta de que necesitas aprender también
química, la molécula, y luego física, el
átomo, y luego metafísica y al final de nuevo biología.
Y siempre preguntas. El conocimiento no se alcanza parcelando
la realidad en la superficie sino entrando en su esencia: Profundizando
en él.
-
Tomo nota.
-
Y al profundizar encuentras estas grandes preguntas. Por eso todos
mis libros todos mis libros parten de una pregunta. Y usted me
ha preguntado antes si los años me hacen mejor o peor.
-
Siempre lo pregunto en “La contra”.
-
Yo fui viejo desde muy joven. Mi madre murió cuando yo
cumplí los 9 años.
-
Vaya, lo siento.
-
Aprendí la muerte y el dolor y que crecer no es saber reprimirlos
sino saber entenderlos. No somos más maduros por saber
reprimir las emociones sino por tratar de comprenderlas, y sobretodo
de compartirlas.
-
¿Ser más duro no es ser más maduro?
-
Ser maduro es conseguir que, cuando están contigo, los
demás sean mejores.
-
Lo intentaremos.
-
Si quiere lograrlo, no reprima sus emociones, porque le parezcan
infantiles. La emoción es el modo más directo de
comunicación entre seres humanos antes que las palabras.
Averigüe que le dicen sus emociones.
-
¿Usted lo ha logrado?
-
Lo sigo intentando. Cuando tenía 20 años tuve que
dirigir un comando de la Resistencia y decidir sobre la vida y
la muerte de mis compañeros y la mía propia.
-
Eso sí que debió de hacerle madurar.
-
Después formé parte del ejército francés
que ocupó la Alemania derrotada y escribí mi primer
libro: ¿Por qué el pueblo alemán, que ha
producido los mejores filósofos y músicos, también
engendró el monstruo nazi?
-
¿?
-
Mi segundo libro era sobre la muerte, que me perseguía
desde la de mi madre. ¿Por qué -me planteé-
el ser humano es el único que cree que existe vida después
de ésta?.
-
¿Hay vida después de ésta?
-
Yo creo que no.
-
Entonces es usted un animal.
-
Yo soy un posthumano.
-
¡No me asuste!
-
Todas las culturas creen que hay vida o transcendencia después
de la muerte. Ser capaz de negarla es ser un posthumano.
-
¿Cómo ha conseguido ser posthumano?
-
Pensando. La filosofía te permite la distancia respecto
a lo que sucede y te sucede, y con ella llega el escepticismo
inherente a la lucidez que culmina con la aceptación de
lo existente. Así me hice otra pregunta: ¿por qué
los humanos que temen la muerte arriesgan la vida por otros seres
humanos?
-
¿?
-
Las respuestas están dentro de cada uno. Solo tú
mismo puedes entenderte a ti mismo, aunque al principio necesites
que te expliquen como profundizar en tus propias conductas y tus
errores.
-
Sentido común.
-
En los colegios enseñan muchas cosas y ninguna que te sirva
para conocerte a ti mismo. Por eso hablaba de la necesidad de
replantearse la educación empezando por enseñar
a los niños a meditar, a reflexionar, analizar su conducta
y autocriticarla.
-
¿Usted lo ha hecho?
-
Yo fui comunista porque creía que en el mundo o eras comunista
o eres nazi, y después fui consiente de mi error. También
me ayudo la invasión de Hungría. Y después
me pregunté: ¿cómo pudiste ser comunista?
Y escribí mi libro Autocrítica.
-¿Tienen
los posthumanos un partido?
-
No sé los demás. Yo sigo siendo de izquierdas. Las
derechas tienden a pensar que el desgraciado, el pobre o el criminal
es el único culpable de su condición, mientras que
las izquierdas nos sentimos pobres, criminales o explotados con
ellos. Esas dos emociones te llevan a ser de derechas o de izquierdas.
-
¿Francia hoy qué es?
-
Un país paralizado por los funcionarios y por los que quieren
serlo. Quieren seguridad toda la vida en un mundo que solo avanza
gracias a la incertidumbre.
© LLUÍS AMIGUET; LA VANGUARDIA, Bcn, viernes
14 de julio 2006