PREGUNTA: « Debido a una reciente controversia a partir de la publicación de caricaturas que satirizaban al profeta Mahoma en un diario danés, se viene afirmando que los daneses, entre otros, deberían romper con los tabúes, y que la libertad de prensa y la libre expresión valen más que mantener tales tabúes. ¿Podría hacerse el mismo reclamo acerca del diálogo que concierne a los judíos y a la Alemania nazi? »
RESPUESTA DE THOMAS POGGE: Sí, tiene sentido considerar estos dos casos como paralelos. Pero no estaría de acuerdo con que los daneses, entre otros deberían romper con los tabúes. Es cierto que la libertad de prensa y la libre expresión valen más que mantener tales tabúes. De hecho, nuestros países no deberían prohibir ni los dibujos que insultan a los profetas del Islam ni las obras que glorifican a los nazis o niegan el Holocausto. Pero este reclamo es distinto al primero que tú identificas, es decir, que los ciudadanos de nuestros países deben romper con los tabúes pertinentes. No creo que la gente deba glorificar a los nazis, que deba negar el Holocausto, o que deba publicar caricaturas que insulten a figuras veneradas por otras religiones. De hecho, pienso que deben abstenerse de hacer tales cosas (a pesar de que, repito, hacerlas debe ser legalmente permisible).
Podríamos, entonces, distinguir cuatro clases de expresiones:
1.- Aquellas que deben prohibirse y que son moralmente malas.
2.- Aquellas que deben ser legales y son malas moralmente.
3.- Aquellas que deben ser legales y que son moralmente indiferentes.
4.- Aquellas que deben ser legales y moralmente necesarias.
En la respuesta a tu pregunta, debemos considerar la categoría 2.- para comprender que existen razones importantes (por ejemplo, el respeto por la verdad o el respeto por las personas de otra creencia religiosa) para abstenernos de determinadas expresiones que, sin embargo, deben continuar siendo legales.
Existen dos razones importantes para definir la libertad de prensa y la libertad de expresión a grandes rasgos, de modo que todas o la mayoría de las expresiones moralmente incorrectas sean legalmente protegidas. La primera razón es que el proceso político (el gobierno) no es generalmente muy fiable para distinguir las expresiones moralmente permisibles de las expresiones moralmente no permisibles. Si se lo autorizara a formular tal distinción, un gobierno prohibiría demasiado – por ejemplo, prohibiría todas aquellas expresiones que lo critican o lo dejan mal parado –. La experiencia de muchos países, tanto en el pasado como en el presente, demuestra que los gobiernos tienen esta tendencia. Sería mejor, entonces, no darles a los gobiernos tal autoridad y proteger constitucionalmente la libertad de los ciudadanos para expresarse en modos que sean moralmente ofensivos.
La segunda razón es que prohibir la expresión de determinadas opiniones suele ser contraproducente. Cuando un gobierno usa la ley penal para prohibir algunas opiniones, muchos ciudadanos podrán pensar que el gobierno le teme a esta opinión y que es incapaz de refutarla. Y la opinión prohibida podría entonces encontrar más apoyo entre los ciudadanos que el que recibiría si se pudiera debatir abiertamente. De hecho esto ha pasado, creo yo, con las glorificaciones de los nazis y las negaciones del Holocausto. Estas visiones moralmente ofensivas se minimizan con más facilidad, no a través de la prohibición legal, sino exponiéndolas a un debate libre y abierto (aparentemente, David Irving ha cambiado de opinión acerca del Holocausto sobre la base de tales respuestas de historiadores y demás). Y la respuesta más efectiva a los editores de ese diario danés podría darse a través de un vigoroso debate acerca de por qué se negaron a publicar los dibujos anteriores que insultaban a Jesucristo.
© ALEXANDER GEORGE (ed.): ¿QUÉ DIRÍA SÓCRATES HOY? – Una antología de respuestas de filósofos contemporáneos a preguntas planteadas por sus lectores. Madrid: Ed. Temas de Hoy, 2008.
Título original: What Is the Opposite of a Lion? And 99 Other Philosophical Questions Answered.
REPRODUCCIÓN EXCLUSIVA PARA USO ESCOLAR.