Entrevista
para la RAI 6/4/1989
Profesor Ricoeur, la doctrina ética
de Aristóteles suscita un renovado interés. ¿De
qué texto aristotélico hay que partir para entender
los aspectos de mayor importancia en su teoría ética?
Creo
que debiéramos privilegiar la lectura de la "Ética
a Nicómaco". Disponemos de dos o tres tratados de
ética de Aristóteles, pero éste es el más
completo, el más conocido; su texto más seguro,
el mejor estudiado. La obra empieza con una serie de consideraciones
dirigidas a orientar al lector hacia una finalidad, que es también
la del autor, la de Aristóteles. Esa finalidad, que han
de tener en común el lector y el autor, es la felicidad,
entendida como la realización de una vida feliz. Todos
los hombres tienden hacia ello. Aristóteles no se preocupa
de demostrarlo, sino que admite que todos la persiguen mediante
sus acciones, su pensamiento y sus sentimientos. A partir de ese
dato, Aristóteles se pregunta cómo puede ser "racionalmente"
conseguida dicha finalidad; por qué existe una razón
moral, que no es idéntica a la razón científica.
Aristóteles comienza por establecer qué se debe
entender por acción humana. El problema moral existe porque
el hombre es un sujeto que actúa, que sufre, que puede
tomar decisiones racionales; el problema de la ética es
el de poner en relación la capacidad de razonar que hay
en cada cual con la búsqueda de la felicidad. ¿Cuáles
son los elementos intermedios que nos ayudan a hallarla? Aristóteles
los reúne en un único concepto: la "virtud"
Pero la palabra "virtud" en nuestro idioma ha llegado
a tener una reputación lamentable. Por eso prefiero traducirla
como "perfección": es decir, hacer bien lo que
se hace. Aristóteles clasifica luego la virtud según
el campo en que se puede ser perfecto, en que se puede ser el
mejor, y plantea si se puede juzgar en este ámbito por
haber obtenido un buen resultado. Las virtudes que propone son
las asumidas por su época, introducidas en la educación
por la lectura de la Iliada y de la Odisea, de los trágicos
y de los oradores. Por eso estudia la templanza, que es el buen
uso de los deseos, del placer y del dolor, la magnanimidad, el
valor, la justicia (de la que luego hablaremos), la amistad -a
la cual está dedicado el libro que prefiero entre los de
la Ética a Nicómaco. Finalizado el recorrido, concluye
donde comenzó: en la búsqueda originaria de la felicidad.
Éste es el punto con que se inicia el gran Libro X de la
Ética a Nicómaco, donde se confrontan la vida contemplativa
y la vida práctica. Escribiendo este libro, en el fondo,
el propio Aristóteles no realiza una acción práctica;
habla de la práctica: escribe una obra de pensamiento teórico
sobre la práctica. Y, así, su libro concluye con
el análisis de la relación entre teoría y
práctica. Uno de los conceptos fundamentales de la Ética
a Nicómaco es el de "justo medio" que constituye
la principal aportación aristotélica. Nos encontramos
ante una multiplicidad de virtudes: según cómo se
clasifiquen pueden distinguirse cuatro, seis u ocho. ¿Pero,
qué tienen en común? Ese problema es competencia
del filósofo, del que tiene por oficio la reflexión,
una reflexión que se distingue tanto del sentido común
cuanto del método seguido por los poetas. Aristóteles
ha descubierto -y en ello consiste su aportación filosófica-
que hay, al menos, una característica en común entre
todas las virtudes: el hecho de indicar un justo medio entre dos
extremos. Tomemos el caso de los extremos. Para el valor, por
ejemplo, un extremo es la temeridad, arriesgar la propia vida
inútilmente. Otro extremo es la cobardía, tener
miedo. El valor se halla entre ambas. La expresión "justo
medio" no tiene ha buena reputación, porque se considera
una forma de compromiso, de pasteleo; pero la idea de Aristóteles
es que el "justo medio" constituye lo más difícil
de hallar porque es un punto de equilibrio. Extremadamente frágil
- y espero que nuestra discusión nos permitirá reencontrar
este problema más tarde, en situaciones contemporáneas,
en que entre dos posiciones extremas resulta difícil encontrar
el justo medio. Me parece que hay un texto de Aristóteles,
en que se dice que el justo medio es una cima y no una especie
de pantano donde hundirse.
La reflexión política había
tocado puntos realmente complejos en el pensamiento griego. Podemos
recordar a los Sofistas, Sócrates, Platón. No hay
que olvidar tampoco las aportaciones de la tragedia. Pero las
enseñanzas de Sócrates y de Platón representan
dos posiciones teóricas irreducibles: por una parte la
máxima disolución del valor absoluto de la ética;
por la otra, la ética elevada a valor absoluto. ¿Cómo
se sitúa Aristóteles ante estas dos interpretaciones
de la ética?
Los sofistas eran los educadores de los jóvenes, intelectuales
que ambicionaban conquistar posiciones de poder. Enseñaban
a obtener el éxito mediante un hábil uso del lenguaje.
Platón se opuso fuertemente a la enseñanza de los
sofistas, proponiendo una idea de Justicia totalmente opuesta
a la habilidad y al éxito. Analizando el problema moral,
y en particular el de la justicia, Platón había
propuesto la idea de que el bien y sus formas fuesen considerados
exactamente como los objetos matemáticos. Objetos absolutos
que nos preceden y que tienen una realidad propia: eso son, en
suma, las Ideas. Aristóteles quiso aproximar los bienes
al hombre, mostrando que ese designio está contenido en
la aspiración a la búsqueda de la felicidad y en
la estructura de la acción.El mérito de Aristóteles
consiste, pues, en religar la virtud a la acción humana.
La noción de "praxis", que luego ha tenido tanta
fortuna gracias a Marx, nació en Aristóteles. La
praxis es la acción; el lugar del bien y del mal. Y todas
las "perfecciones" que denominamos virtudes son las
formas de lo que él llama, habitualmente, disposiciones
generales de la acción, referidas a situaciones típicas,
como pueden ser el valor ante el peligro o la moderación
ante la tentación de los excesos en el placer y en el dolor.
¿Hay alguna relación entre
la Ética a Nicómaco y la Poética de Aristóteles?
Se puede ver mejor la relación desde el otro lado, yendo
de la Poética a la Ética. El elemento común,
si se puede llamar así, se halla en lo referente a la acción.
¿Cuál es, de hecho, el objeto de la Poética?
Es el de la imitación creadora, por parte del poeta, de
acciones notables que conduzcan a los hombres mejores a la acción;
una acción que se pone bajo el signo del "exceso".
La Poética es la contrapartida de la Ética, no sólo
un tratado de estética.La ética nos dice que el
hombre consigue la felicidad practicando la virtud; la Poética,
a su vez, nos ofrece ejemplos inventados, las grandes ficciones
narrativas, como una especie de laboratorio del pensamiento que
nos permite combinar, de la manera más diversa, cuatro
términos: el bien, el mal, la buena suerte y la mala suerte.
Cada tragedia es un itinerario distinto, que nos permite poner
en escena, por así decirlo, la relación entre la
acción y la felicidad, o la infelicidad, a través
de la virtud y del vicio.
En
Platón, como en Sócrates, encontramos la identidad
de la verdad con el bien. En Aristóteles esa identidad
se rompe. Pero todavía no encontramos en Aristóteles
la teorización del relativismo ético o del irracionalismo.
¿Cuál es el camino que toma Aristóteles?
Sócrates
continua siendo un enigma para todos los comentaristas, porque,
como no escribió nada, sólo lo conocemos a través
de Platón, de algunas cosas de Aristóteles, un poco
de Jenofonte y los sarcasmos que le dedicó Aristófanes.
¿Pero cuál es el verdadero Sócrates? Lo que
de él sabemos, nos lleva a decir que era lo contrario a
los sofistas, que enseñaban un uso perverso del lenguaje
para lograr el éxito, un intelectualismo extremadamente
acusado. Para Sócrates, es en el uso de la razón
donde reside el principio mismo del bien, según lo que
habitualmente se define como intelectualismo moral. El hombre
no es malo por voluntad, sino por falta de conocimiento, de educación,
de cultura... Desde este punto de vista, Aristóteles representa
una rectificación muy importante, porque usa la categoría
de acción desde un punto de vista más amplio. La
estructura de la acción, comporta para él, otros
aspectos intelectuales, designados como "deliberación",
en que reencontramos el elemento socrático. Por ello define,
estrictamente, la virtud como un deseo razonado, sensato. En Aristóteles
encontramos, pues, una relación muy estrecha con el contenido
del deseo; y ello se comprende porque en su pensamiento está
presente la aspiración a la felicidad, que proviene de
la entraña misma del hombre deseante. El problema para
Aristóteles es el de introducir el elemento de racionalidad
en esta aspiración fundamental; se trata de una característica
muy distinta a la del intelectualismo de Sócrates.Pero
creo que hay que hacer justicia a ambos: no estamos obligados
a escoger entre Sócrates o Aristóteles porque no
se enfrentaban a los mismos adversarios.Se podría decir
que Sócrates responde a los sofistas, mientras que Aristóteles
responde a Platón, e incluso replica a la respuesta que
Platón había dado a los sofistas. Es un juego bastante
complicado de correcciones, de ajustes, y no se puede tomar un
pensamiento en bloque, al margen de la relación dialógica
con sus contemporáneos e, incluso, con sus predecesores
-puesto que Aristóteles siempre está en debate con
Platón y, a veces, incluso con Sócrates y los sofistas
y, tal vez, con los presocráticos.
¿Qué
relación hay entre la responsabilidad del ciudadano ante
la sociedad, y ante los demás, en general, y el ideal de
la felicidad, considerando que a veces el hombre puede verse obligado
a sacrificar su propia felicidad al bien común?
No
se puede negar de ninguna de las maneras que para Aristóteles
hay un una relación muy estrecha entre ética y política;
pero para comprenderlo debemos regresar al concepto de "acción",
de praxis, que es el móvil y el centro de todo su pensamiento.La
acción verdadera es la que tiene lugar en público,
en el "ágora". Hay un texto justo al inicio de
la Ética a Nicómaco en que se afirma taxativamente
que la ética es una parte de la política. La política,
por usar el lenguaje de Hannah Arend, es el espacio público
de manifestación de la acción humana. En consecuencia,
es por abstracción que algunas virtudes pueden ser consideradas,
como diríamos hoy, propias de la vida privada. Pero para
un griego, a quien el texto iba destinado, no había separación
entre vida pública y vida privada, que es un producto del
individualismo moderno. El hombre griego o, por lo menos, el hombre
al que se refiere Aristóteles, es integralmente un ciudadano.
No existe para él nuestra oposición entre privado
y público Las virtudes son públicas y la más
importante es la justicia, de la cual se habla en el libro quinto,
que consiste en luchar contra los excesos. El justo medio está
encarnado por las leyes del la ciudad que distribuyen les beneficios
y los honores según el bien común.La línea
de demarcación entre ética y política es
extremadamente flexible. Somos nosotros, los modernos, quienes
hemos hecho de la moral un asunto privado y de la política
un asunto público, regulado según criterios diferentes.
Aristóteles
distingue entre virtudes "éticas" y virtudes
"dianoéticas". ¿Qué sentido tiene
esta diferenciación?
Sin
hacer filología, debe tenerse en cuenta un hecho elemental:
"ética" deriva de una palabra griega," êthos",
que quiere decir "costumbre", pero que tiene un homónimo,
"éthos", que significa "carácter".
Las virtudes que Aristóteles examina en el libro primero,
como la templanza, el valor, la magnanimidad, la justicia, se
pueden llamar virtudes del carácter, porque forman parte
de las disposiciones ordinarias del hombre de acción. Lo
que se juzga en ética no es cada acción, tomada
en singular, sino la disposición para actuar en un cierto
sentido. Pero Aristóteles se plantea un segundo problema,
preguntándose cuál sea la virtud que se refiere
a la deliberación y a la actuación de la virtud.
Se puede decir que aquí nos encontramos frente a una virtud
de segundo nivel, el problema de la "Frónesis".
Es difícil traducir esta palabra, que en latín tradujeron
como "prudentia", pero la palabra "prudencia"
tiene para nosotros un sentido muy distinto; en el concepto de
prudencia se engloba la idea de precaución; mientras que
para Aristóteles frónesis es una palabra extremadamente
fuerte: se trata de la sabiduría práctica que actúa
en determinadas circunstancias. Podría explicarme en estos
términos: Aristóteles ha encontrado el problema
de la deliberación en el libro que precede la enumeración
de las virtudes, el libro tercero, en que se habla de la "praxis"
y de la "poiesis". En este libro, Aristóteles
expresa una idea bastante limitada del papel de la deliberación
y, en un cierto sentido, de la razón, que para él
consiste básicamente un calcular bien los medios, una vez
determinado el fin. Si un hombre hace de médico, para ser
un buen médico debe saber dar purgantes, dar medicinas
o operar; si hace de arquitecto debe saber construir casas. Como
dice Aristóteles no se delibera sobre fines, sino sobre
medios. Sin embargo, en el mismo libro sexto, en que habla de
la prudencia, de la sabiduría práctica, lo que se
pone en cuestión es propiamente el fin. Por lo que respeta
al logro de la felicidad: ¿se debe obrar como el médico
o como el arquitecto? Por eso afirmo que nos hallamos ante una
virtud de segundo nivel (grado) porque pone en cuestión
los fines que no eran tema de discusión cuando se decía
que lo que se discutía eran los medios. Quien delibera
sobre los fines, actúa como lo hace un adolescente, y como
hacemos también en todos los momentos importantes de nuestra
vida, cuando tomamos una decisión sobre nuestra carrera
profesional, cuando escogemos lo que, en términos modernos,
se llama un proyecto de vida, un programa de vida. Cuando se actúa
se hace analizando la relación entre los fines y la felicidad,
no sólo entre los fines y los medios. Al final del libro
sexto de la Ética a Nicómaco se halla un fragmento,
una entrada que no deja de sorprenderme, porque se afirma que,
en definitiva, lo más importante de la frónesis,
de la sabiduría, es el frónimos, el hombre sabio,
porque su gesto, su tacto moral, le permite saber, ante una situación
dada, reconocer en qué sentido se puede actuar bien o mal.
Aristóteles hace también un parangón entre
la frónesis y la sensación, la aisthesis, que nos
pone en contacto con las cosas singulares. Se puede decir que
la frónesis nos pone en relación con las situaciones
singulares a partir de las grandes decisiones de la vida, que
se toman en orden a la felicidad. La frónesis circula de
abajo hacia arriba. Arriba está la idea que nos hacemos
de la felicidad, en medio las diversas virtudes con que las perseguimos,
y debajo las acciones singulares, concretas. La frónesis
es el arte de poner de acuerdo todos esos niveles, es decir, un
arte moral.Se puede decir que la frónesis es la gran virtud
de la vida práctica, pero el que practica esta virtud no
lo sabe. El que hace teoría sobre ello es el filósofo.
Es por eso que Aristóteles no concluye con la vida práctica,
sino con la vida contemplativa: sólo el hombre contemplativo
es capaz de comprender precisamente ambos modos de vida: tanto
la vida practica -que para él es la misma cosa que la política-
como la vida especulativa que le es propia.
Un papel importante en la Ética
a Nicómaco corresponde a la categoría de la amistad.
En
primer lugar, permítame decirles que la palabra tiene para
nosotros un sentido bastante más restringido que el que
tenía para los griegos. Para nosotros, la amistad es una
relación de intimidad que vincula a poquísimas personas,
a pocos amigos. Aristóteles, en cambio no dice que debamos
tener muchos amigos, pero dice que lo opuesto al amigo es el enemigo.
Cuando se tiene presente esta oposición, se ve que en la
amistad se trata de algo mucho más complejo que una relación
preferente con un pequeño núcleo de amigos escogidos:
se trata, más bien, de la relación social en sí
mismaEs la amistad, podríamos decir, lo que permite vivir
juntos en la ciudad. Por eso creo que no se debe oponer la amistad
a la política, porque la relación social es una
especie de extensión a toda la ciudad del núcleo
mismo de la amistad, que experimentamos, efectivamente, hacia
aquellos que hemos escogido por amigos. Evidentemente, por un
lado, hay que tomar la amistad en un sentido más amplio,
que no es el de la amistad en su sentido moderno; pero, por otra
parte, cuando se nos dice que la amistad es el núcleo de
la relación social, hay que añadir que dicha relación
social está limitada, únicamente, a los iguales,
y que excluye a los esclavos y a los forasteros Parece extraño
que la amistad pueda ser selectiva, tanto desde el punto de vista
político, como del de la elección individual. En
la Ética a Nicómaco, Aristóteles pone en
relación la facultad de escoger del hombre con la búsqueda
de la felicidad, interrogándose sobre los diversos modos
del "bien obrar", en las diversas virtudes. El mérito
de Aristóteles consiste, según Ricoueur, en haber
individualizado la línea común de la virtud en su
ser "justo medio" entre dos extremos, en un sentido
no banal. Aristóteles considera, de hecho, la praxis humana
como el lugar del bien y del mal, y no pretende, como Platón,
definir la forma del bien como idea absoluta. Esto conecta la
Ética a Nicómaco con la Poética, donde se
muestran ejemplos de acciones relacionadas con la felicidad, punto
medio entre el vicio y la virtud. Según Ricoeur, Aristóteles,
incluyendo el elemento del deseo en el concepto de acción,
atempera también el intelectualismo de Sócrates.
Por lo demás, en la medida en que la acción es siempre
pública y en que la virtud principal es la justicia; la
Ética está también ligada a la política.Mientras
que las virtudes éticas son consideradas disposiciones
a la acción, las dianoéticas, especialmente la frónesis,
atiende a los fines de la acción. La frónesis puede
ser teorizada como virtud práctica sólo en la vida
contemplativa. Otra virtud fundamental es la amistad, entendida
como relación social, aunque en ella, por la estructura
de la sociedad griega, no se incluyan esclavos ni extranjeros.
TRADUCCIÓN
DE RAMON ALCOBERRO PERICAY
ENTREVISTA
TOMADA DE http://filosofia.rai.it