Peter
Sloterdijk, filósofo
"Como animales, hemos fracasado"
VÍCTOR-M. AMELA - 22/11/2007
Elefante
Peter
Sloterdijk tiene migraña. Sale a dar una vuelta por la
calle mientras le espero en el hotel Palace de Madrid, donde ha
dado la charla inaugural del congreso Diálogo y Acción
2007 (organizado por la Fundación Bertelsmann) sobre la
identidad europea en España. Me apetece más preguntarle
por su celebrado trabajo filosófico (véanse sus
obras en Siruela: Burbujas,Esferas,Espumas...¡Vaya, este
Sloterdijk es el Ferran Adrià de la filosofía!).
No le ha gustado nada posar para la foto, así que me cercioro
de que le apetezca la entrevista. Parece que sí. Pero sólo
me convenzo cuando se le iluminan los ojillos de elefante al contarme
que le gustaría ser eso: un elefante indio.
Tengo
60 años. Nací y vivo en Karlsruhe (Alemania). Soy
filósofo. Soy rector de la Universidad de Creación
de Karlsruhe. Tengo una hija de 14 años. ¿Política?
Migramos de la cueva a la ciudad, y seguimos migrando. ¿Dios?
Está celoso de nosotros porque no le hacemos caso
¿Qué
preferiría hacer ahora en vez de esta entrevista?
Lo
que ahora quiero hacer es lo que estoy haciendo.
¿Cuándo
sintió que sería filósofo?
¿Cuándo
sintió Ratzinger que sería Papa?
¿Es
comparable?
Hay
indicios, 25 años atrás, que sugieren que Ratzinger
ya lo pensaba. ¡Todos vivimos, en parte, de anticipaciones
de nosotros mismos!
¿Tuvo
temprana ambición de filosofar?
Pero
descubrí que nada de lo que leía lograba convencerme.
Todo era demasiado… ordenado, epidérmico, mediocre,
democrático, mesocrático, puré recalentado…
¡Pálido!
¿Y
qué hizo?
Me
largué a la India. Fue una ofrenda de juventud, fue mi
último acto romántico.
¿Por
qué a la India?
Por
haber leído a Hesse. Por creer que el espíritu sopla
desde Oriente. Por ser de la retaguardia del 68. Me acerqué
al gurú Osho…
¿Y
allí se convenció de algo?
¡Es
fácil convencerse si te brindan el revolucionario cóctel
de sexo más iluminación! Tuve atisbos, volví
a casa con ganas de desenredar intuiciones y dudas, y publiqué
mi Crítica de la razón cínica. Y luego 200
libros más.
¿De
que está ahora convencido?
¡De
la necesidad de civilizar la cultura, todas las culturas!
¿Nos
queda mucho para alcanzar eso?
Como
animales, hemos fracasado. Hemos salido de la naturaleza y somos
una existencia extática, pues estamos a la vez dentro y
fuera…
¿Entre
dos mundos?
Entre la naturaleza y los monstruos. Las ciencias naturales estudian
la naturaleza… y luego está la monstruología,
de la que la teología es una rama.
¿Llama
monstruo a Dios?
El
principal talento del animal humano es el de crear monstruos.
Y Dios es uno: somos un animal que crea dioses. Creamos dioses.
Pero
seguimos siendo animales.
Un
animal hiperbólico. Somos una exageración. Tú
estás en ti y, a la vez, estás a tu lado, como testigo
de ti. Es como si tuvieses un orificio en la cabeza por el que
entra el otro. ¡Vivir como humano es ser observado!
Y
en una vida como animal, ¿cuál sería?
¡Un
elefante indio! ¡Eso lo sé desde siempre!
¿Por
qué?
No
sé, es una evidencia innata, ja, ja…
¿Filosofar
es un modo de humorismo?
Lo
cómico y lo sublime son derivados de la monstruosa dimensión
del existir humano.
¿Y
el miedo? ¿A qué teme, Sloterdijk?
A
no disponer del tiempo para culminar mis anticipaciones. Eso en
lo personal…
¿Y
en lo colectivo?
A
que las tensiones mundiales sigan aumentando: ¡la aguja
del manómetro político está acercándose
a la zona roja!
¿Y
aquí? España es la tensión entre dos nacionalismos:
el unitarista y los periféricos.
El
Estado nación es hijo de los medios impresos: los escribientes
forjaron las naciones. Y son tan artificiales que tienen que afirmarse
mediante unitarismos histéricos… ¡Europa es
una docena de histerias! Que de sus senos emerja un pluralismo
creciente resulta fértil.
¿Lograremos
alcanzar la felicidad?
En
vez de querer alcanzar la felicidad corriendo tras ella, párate
un ratito para que la felicidad pueda alcanzarte a ti.
¡Procuraré
recordarlo!
Sucede
igual con la verdad: solemos encontrarla en cuanto reducimos la
inversión que hacemos en no reconocerla.
Somos
grandes inversores en infelicidad...
Somos
los esmerados intérpretes de una comedia, la comedia de
la necesidad: no paramos de inventar problemas.
¿Por
qué somos así?
Porque
provenimos de Necesitania, continente en que todo era necesidad,
y hemos evolucionado hacia Posibilitania, este continente en que
todo es posibilidad. Y tener que andar siempre eligiendo…
¡es muy torturante!
Me
pasa con la carta de los restaurantes.
La
primera vez que fui a América me dieron a elegir entre
doce salsas, ¡y casi lloro, desesperado! Por primera vez
en la historia de la humanidad ¡hay añoranzas de
Necesitania!
Con
lo que nos ha costado huir de allí...
Este
continente, tan rebosante de posibilidades, nos resulta a la vez
tan incontrolable…
Pero
aún quedan islas de necesidad, y allá acuden los
cooperantes de las ONG…
Que
tienen que elegir entre quedarse en Necesitania o traerse a sus
habitantes a Posibilitania, este continente en que nos complicamos
la vida con listas de posibilidades que te obligan a sentir deseos
que antes no conocías.
Posibilitania
es también Deseolandia, así.
Es
un continente en el que, para ser libre, hay que aprender a desear
y elegir bien.
¿Es
lo que usted llama posthumanismo?
El
humanismo corresponde a la cultura impresa, al libro. El posthumanismo
corresponde a la cultura audiovisual, a la pantalla. Y aquí
estamos viviendo ya, globalmente.
Y...
¿habrá una posglobalización?
Vaya,
va usted muy lejos... Bien, digamos que de culminar la globalización
con un apocalipsis... bien pudiera haber un postapocalipsis.
Descríbame
el postapocalipsis.
Si
ahora vamos hacia la alta velocidad y la sincronización
de todos los humanos, el postapocalipsis consistirá en
un mundo más lento y en una desincronización entre
los humanos.
La Vanguardia. La Contra, jueves, 22 de noviembre de 2007